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En Nueva Zelanda, 58 ballenas piloto murieron al quedar encalladas en la arena, mientras que otras 15 están varadas y en peligro de muerte.
Los equipos de rescate intentan salvar a quince sobrevivientes que yacen cerca de la localidad costera de Kaitaia, en la Isla Norte.
Las autoridades informaron que la mayoría de las ballenas falleció porque quedaron varadas durante la noche y tardaron horas en ser descubiertas.
Cada una pesa alrededor de una tonelada y media.
Las fuertes lluvias han ayudado a impedir que los cetáceos mueran asfixiadas, pero han dificultado la tarea de los equipos de rescate.
Un gran número de ballenas quedan varadas en las playas de Nueva Zelanda cada año.
Kimberly Muncaster, directora del grupo conservacionista local Project Jonah (Proyecto Jonás), dijo que las ballenas sobrevivientes se encontraban en "bastante malas condiciones" e indicó que tienen pocas esperanzas de salvarlas.
Dijo que 40 habían tratado de devolver las ballenas al agua, pero no lo habían logrado.
Misterio
Muncaster explicó que cada mamífero tiene asignado un equipo de cinco voluntarios, que trabajan sin descanso para mantenerlos a flote y respirando pese a que los animales pesan una tonelada y media.
Ahora, dice, tienen previsto trasladarlas a otra playa a una distancia de un kilómetro a con una máquina e intentar que vuelvan a flotar allí, donde las condiciones son mejores.
En los últimos 160 años, más de 5.000 ballenas y delfines han quedado varados en las costas de Nueva Zelanda.
Estos episodios son más comunes en el verano, cuando las ballenas pasan por allí en su travesía migratoria hacia y desde las aguas antárticas.
Hasta ahora los científicos no han podido averiguar por qué las ballenas quedan encalladas.
Barajan la posibilidad de que acudan a la costa atraídas por los sonares de grandes buques o que sigan a un líder enfermo y desorientado.
BBC MUNDO
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